Ella se durmió lentamente en un sueño profundo, no sintió más dolor ni angustia, no supo mas de las tristezas de este mundo ni de las vanidades de los hombres, no pudo ver más lo ojos hermosos de su madre ni tampoco escuchar la risa vibrante de su sobrina, no volvió a probar el helado que más le gustaba, ni oler el aroma de los cerezos en primavera, no supo mas de mi y tampoco de sus seres amados, porque ella murió, y cuando uno muere descansa y no sabe ya mas nada de los vivos, porque la muerte es estar ausente y no hay mas ciencia ni trabajo para el que muere.
Ella no sabe del sufrimiento que tenemos todos los que la amamos por su perdida, porque ella duerme, y es mejor, jamás querría que ella se enterara del dolor que tenemos todos, se que en vida nunca más la volveré a ver, aquel que muere no puede volver…
Han pasado varios años, y hoy los cerezos ya no huelen como antes, su aroma ha cambiado, mi corazón también lo ha hecho, las cosas fluyen y siguen su rumbo, a unos le cuesta más que a otros continuar, sin embargo yo se que te veré una vez más. Hoy tú duermes en tu lecho, unos metros más allá también esta jocelyn, sus madres las pusieron juntas, con la esperanza de que algún día, cuando vuelva nuestro Dios, sus tumbas se abran y ustedes despierten de su largo sueño, y jóvenes como siempre puedan verse y abrazarse, porque Dios las ha llamado, y yo espero estar ahí también, para poder verlas nuevamente, y abrazaron y gozar de una nueva vida en el cielo, hoy esta es mi ferviente esperanza, se que las volveré a ver por que ambas tenían a Dios en su corazón, y en el mío el también esta. El tiempo que queda solo Dios lo sabe, pero yo vivo y debo obrar por quienes amo y me necesitan. Las llevo en mi corazón y jamás las olvidare, el silencio ha explotado por que la vida está presente , hoy más que nunca hay melodías en mi corazón, y tratare de no volver a la oscuridad de aquel trágico día, viviré cada día a concho, sintiendo y palpando las emociones, y sabiendo que cada día que pasa es un día menos para volver a encontrarnos.
En memoria de María José y Jocelyn.
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